1. ¡Llegó Julio!


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Hetero Incesto Infidelidad Autor: Ishtar, Fuente: SexoSinTabues30

    ... hicimos un apasionado 69 que saboreamos más de diez minutos y él lo suspendió de golpe, dejándome sin el caramelo.
    
    –Espera, golosa, no te vayas a tomar todo tan pronto. Ya vienes bien cogida y quieres más… –me dijo, seguramente porque el sabor delató el saludo matutino de mi marido, pues su lengua navegaba cada vez más profundamente en mi cuca, probando mi venida y la de mi cónyuge.
    
    –Bueno, lamento que no sea sólo mi sabor, pero debo cumplir con mis deberes conyugales –dije a manera de disculpa.
    
    –Al contrario, hijita, me gusta chuparlas cuando están cogidas y las hicieron venir mucho, el sabor es un poco distinto, pero más rico –contestó sin remilgos–. En cambio, las que no tienen quien las atienda frecuentemente, sueltan los jugos hasta que la lengua ha trabajado mucho –explicó, pero yo me quedé extasiada cuando me dijo “hijita”.
    
    Lo mismo me ocurrió momentos antes, cuando igualmente cuando se dirigió a mí como “Estrellita” o “m’hija”. Así que cerré los ojos, lo abracé y antes de besarlo le dije “Cógeme, papacito”, colocando su falo a la entrada de mi vagina. Me colgué de su cuello, le rodeé la cintura con mis piernas, me tomó de las nalgas y así, penetrada, caminó conmigo cargada, quien cabalgaba en ese palote de 20 centímetros, y me llevó a la recámara. Grité por los orgasmos que tenía al pensar que ere mi papá quien me cogía, pero él me decía suavemente “tranquila, mi niña, no te voy a soltar”.
    
    con el palo adentro de mí, me puso de espaldas en la cama y colocó mis piernas en sus hombros. “Sigue papá, ¡cógeme mucho!”, le suplicaba sin abrir los ojos para que no se fuera de mi mente la figura de mi padre. Mi tío seguía de pie, pero encorvado, moviéndose con mucha enjundia, sacándome gritos de placer y muchos orgasmos “¡Dame tan rico como le das a mami, papacito!” decía yo y mi tío reaccionaba moviéndose más de prisa, hasta que desfallecida me solté de su cuello.
    
    Mi tío me acomodó en la cama, arrastrándome como si fuera una carga muerta, y sudoroso se acostó a mi lado. Mientras descansaba, abrió la botella de Tequila que tenía en el buró y le dio un trago. Antes de que cerrara la botella le pedí que me la pasara y le di dos pequeños tragos antes de regresársela.
    
    –¿Así te cogía mi cuñado? ¿Lo hice tan bien como él? –me preguntó y dio un pequeño eructo–. Perdón, es que no me he desayunado, a ver si no se me sube y no pueda darte lo que te guardé… –dijo y yo me reí.
    
    Le conté que de niña, a escondidas, vi cómo cogían mis padres y siempre deseé que mi papá me penetrara con tanto ahínco y dulzura como penetraba a mi madre, pero él no se dio por enterado y murió antes de que yo le pudiera pedir algo de eso “y seguramente hubiera recibido una gran reprimenda en lugar de lo que yo pedía”, concluí.
    
    –Bueno, al parecer, ya sentiste a tu papá, al menos en tu imaginación –manifestó.
    
    –No es la primera vez. Ya me había ocurrido con un señor un poco mayor que tú, y mi confesor sabe que gocé con ello –le dije, y pasé a platicarle lo ...