1. Mi vecinita de 18 años me dio su virginidad


    Fecha: 06/12/2021, Categorías: Jóvenes Autor: jorgecampos, Fuente: RelatosEróticos

    Las mujeres se ven hermosas cuando están encima de uno y ella se veía tan sensual y tan tierna a la vez. Ella tenía 18 recién cumplidos. Trabajaba yo entonces en una tienda del barrio. Vicky era mi vecina y cuando ella hiba a comprar algo platicábamos de muchas cosas y yo le decía cómo debía ella escoger un hombre que la tratara bonito como ella se merecía. Tenía la juventud y belleza para darse el gusto de elegir. Le decía que el hombre debe saber estimular a la mujer paso a paso y que no hay nada malo en tomar la iniciativa. Que si su novio no la comprendía de esa manera se buscara otro. Creo que ella se sintió segura con mis consejos y mi forma de pensar. Es morena y tiene unos ojos hermosos, grandes y cuando llegó al barrio me gustaron sus pechos de buen tamaño. Siempre me he sentido atraído por un buen par de melones. Me vuelvo loco de deseo al ver una mujer así. Los de Vicky se veían firmes y juveniles. Sabía que era virgen pues ella me lo había confesado. Y que tenía 17 y en 5 días cumpliría los 18. Sus únicas experiencias sexuales era masturbarse y que se la había chupado a su novio algunas veces. Debo confesar que me excitaba su falta de experiencia. Uno de esos días me sorprendió cuando platicábamos por teléfono y me dijo –hoy cumplo 18, y quiero que seas tú en mi primera vez, me voy a ir en unos meses y prefiero hacerlo con alguien como tú antes de irme -.
    
    Me sentí halagado por esa idea y nos pusimos de acuerdo para vernos, era Martes. -El jueves estoy sola en casa-, me dijo. Pero yo preferí llevarla a un hotel para evitar que nos interrumpieran, el jueves que nos vimos Vicky ya tenía 2 días de haber cumplido los 18. Iniciar a una jovencita es algo como un regalo muy especial para mí, y yo quería que fuera una maravillosa experiencia para ella. En el hotel ella se mostró decidida, nos besamos dulcemente. Estábamos de pie. Nuestras ropas fueron cayendo una por una, sin prisa. Ella me besaba apasionada y excitada. Al fin nuestros cuerpos quedaron desnudos y pude apreciar su belleza en todo su esplendor. No era flaca ni gorda, tenía la figura que a mí me encantaba. Su piel morena, sus caderas pronunciadas, su cabello negro y ondulado y unos ojos color miel hermosos que me miraban con deseo. Yo tenía el miembro parado a mil y ella lo sentía rozando en su vientre. Era maravilloso sentir en mi pecho sus turgentes y firmes tetas pegadas a mí. Yo la acariciaba toda, como un pulpo goloso y hambriento, besándola por todas las partes de su cuello y manoseando sus tetas. Ella gemía y me abrazaba comiéndome a besos. Luego la llevé suavemente a la cama y la besaba en las piernas, en su vientre, en todas partes. Hasta besé sus pies y ella gemía cuando lo hacía. Luego me acerqué por en medio de sus piernas con mi boca como un lobo lujurioso avanzando hacia su sexo. Cuando sintió mi aliento en su rajita como que le dio pena y quiso apartarme y le dije -confía en mí, te va a gustar-. Entendí que nunca le habían mamado su rajita. Eso me puso el ...
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