1. Gerardo, mi Amigo, mi Amor.


    Fecha: 17/06/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy solitaria , porque elijo vivir aislada.
    
    Me aburre las conversaciones y la hipocresía de las personas.
    
    Iba a las plazas para ver a las personas pasar , como fantasmas . Volvía al cuarto y me masturbaba para liberar tensiones . Durante el acto: Imaginaba que vivía en una isla en el medio del océano y que un nativo de dos metros era mi amante .
    
    Día tras día lo hacía , y cuando se me daba la gana escribía mis memorias en el blog. No tenía mucho que hacer, ni que entretenerme. Mi vida se había vuelto apática y aburrida.
    
    En el único momento que me abro es cuando me visitan mis hijos. Porque los amo y es lo único verdadero que me queda en el mundo.
    
    De vez en cuando salgo con algún hombre , no me importa su aspecto, ni su dinero . Me importa que sea sincero.
    
    Sincero en sus defectos y debilidades. Que no finja virtudes y que no se jacte de perfecto delante mío , porque no le voy a creer. Nadie es inmaculado.
    
    Un día conocí a Gerardo, mientras compraba en el súper. Me llamó la atención que le confesara al cajero oriental alguno de los errores que había cometido en su vida. Yo estaba detrás de él y no podía dejar de escuchar como había perdido a su mujer y de como lo habían hechado de más de tres trabajos bien remunerados.
    
    Ahora, vivía como un desocupado , que juntaba cartón para poder comer .
    
    Tenía más de sesenta años, abundante cabello gris, bigote con manchas de nicotina y de contextura física muy pequeña.
    
    Yo era más alta y pesada que el.
    
    Dos tres veces miro mis pies , pero nunca a mis ojos. Era tímido e inseguro.
    
    Me pidió perdón por demorar su pago y se retiró con una pequeña bolsa de nylon.
    
    El muchacho de la caja ni siquiera hablaba el castellano, así que Gerardo había charlado en balde. Jajajaja. Me causo mucha gracia.
    
    Esa misma tarde lo volví a ver, pero esta vez estaba revolviendo la basura y hablando solo. Cómo si estuviera con algún amigo imaginario.
    
    Me nació la necesidad de conocerlo, acompañarlo , ayudarlo en algo que necesitara, no se, me dió pena.
    
    Cuando me fui acercando me volvió a mirar los pies. Ese día me había puesto unas sandalias plateadas , que me quedaban muy bien.
    
    Lo saludé y como saliendo de un trance me contestó con una reverencia.
    
    Gerardo era una persona derrotada por la vida, muchas cosas tristes le habían pasado
    
    Lo ayude con sus cartones y lo acompañe hasta su casa en ruinas , dónde había vivido con su madre desde que nació. No había conocido a su padre y su única hermana lo ignoraba por su aspecto de linyera y pobreza.
    
    Creo que estuvimos más de cinco horas charlando, bebiendo mate y comiendo galletas.
    
    Gerardo no era el tipo de hombre que me gustará, pero nuestras almas eran tan iguales , que sentía una gran atracción por el.
    
    Esa noche le pedí que me dejara dormir en su casa.
    
    Me preparo un viejo colchón en el piso y me dió una frazada de lana para que me tapara.
    
    No hicimos el amor , ni nada parecido. Nos dormimos tomados de las manos.
    
    Por la mañana , ...
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