1. LA COMPAÑERA PERFECTA


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... esa mujer a la que volvían loca de placer sexual.
    
    Empecé a pensar en cómo sería estar teniendo sexo con otra mujer, e incluso con un hombre, y durante mucho tiempo me masturbaba pensando en ello. Mi lado femenino iba a más y cada vez me dominaba más, y no podía hacer nada por impedirlo. Incluso me crecieron las tetas, lo cual me gustaba ver y tocar, por supuesto. Me fascinaba ver cómo me quedaban los sujetadores con mis pequeños pechos naturales.
    
    Necesitaba tener sexo vestida de mujer, sintiéndome mujer y empecé a explorar las opciones para llevarlo a cabo.
    
    El siguiente sábado decidí quedarme en casa únicamente en lencería. Me puse un conjunto blanco de encaje, con sujetador y tanga, liguero también de encaje, medias con costura negras y sandalias de tacón de aguja. Me puse la peluca y me pinté los labios.
    
    Me quedé en la cama, relajada pero excitada. Notaba mi polla cada vez más dura, al igual que los pezones rozando las copas del sujetador. Que placer me daba aquella sensación. Me volvía loca de deseo.
    
    Entonces, como me gustaba la fotografía, decidí empezar a hacerme fotos en lencería. Saqué el trípode de donde estaba guardado, la cámara y el disparador remoto. Entonces ajusté el objetivo y empecé a posar encima de la cama. De una forma y de otra, las fotos se fueron cada vez haciendo más excitantes y explicitas, hasta que al final acabe con el tanga en los tobillos y masturbándome mientras me fotografiaba. Luego, cuando me tranquilicé, cogí la cámara y miré las fotos que me había hecho. Eran increíbles. Me encantaron. Me excité mucho mirándome a mí misma. Quería más. Y me encantaba ser la protagonista de aquellas fotos.
    
    Me desnudé dejándome sólo el sujetador, el liguero, las medias y los tacones, y comencé a tomarme fotos de nuevo. No tardé en quitarme el sujetador, por lo que disfruté de mi desnudez para la cámara. Casi se convirtió en un vicio el ser modelo para mí misma. Me excitaba muchísimo hacerme fotos. No se la cantidad de fotos que pude hacerme, pero fueron una gran cantidad.
    
    El resto del día me lo pasé en lencería y en topless por la casa. El vicio crecía y de vez en cuando me ponía en la ventana, de manera que alguien pudiese verme así vestida o así desnuda. Me gustaba exhibirme. Ya lo hacía de noche, asique de día era algo especial.
    
    Por aquel entonces, me había cambiado de trabajo un par de veces, y estaba en una gran multinacional que estaba en crecimiento y estaba contratando gente. Entonces, un día vino un jefe acompañado de una preciosa mujer a la que presentó como la nueva incorporación. La miré de arriba abajo y viceversa. Era increíble, parecía modelo. Tipazo y preciosa. Casi me da algo de la compañera que iba a tener.
    
    Con el paso de los días, empezamos a coger confianza y un día me fije en su minifalda. Lo suficientemente corta pero lo suficientemente larga para no descubrir más de lo necesario. Seguí fijándome y me pareció que había algo que me era familiar. Después de un buen rato pude adivinar ...
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