1. Con Mario, Juan y Armando tres niños de la Sierra


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Gays Autor: Tio64, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que iba a dormir conmigo, que sus papás le habían dado permiso. Ellos le dijeron que sí, pero si yo estaba de acuerdo y acepté, pues ya otras veces lo había hecho, pero le ponían un catre a un lado del mío.
    
    Ellos estuvieron entonces de acuerdo pero le dijeron que como no habían acomodado su catre, tenía que dormir conmigo y que no íbamos a caber. Él les dijo que se acomodaba, al cabo estaba chiquito, donde sea cabía y yo acepté.
    
    Yo dormía por lo general sólo en pants, pero para no asustarlo o hacerlo sentir incómodo, cuando él dormía conmigo me acostaba vestido igual que él. No sé si fue la cercanía de él, el recordar haberlo visto desnudo, mi edad o morbo, pero mi pene comenzó a ponerse durísimo hasta alcanzar sus 18 centímetros de largo. y como el espacio era pequeño y nos habíamos acomodado de «cucharita», pues… busqué acomodar mi pene entre sus nalguitas, la ropa no ayudaba mucho. Así que lo abracé y le dije al oído:
    
    –Mario, ¿me dejas bajarte un poco el pantalón?
    
    –¿Para qué, maestro?
    
    –Es que, me duele mi «fierro» , mira, se me hinchó (y llevé una de sus manos a mi bulto) ¿Me lo sobas tantito a ver si se me baja lo hinchado?
    
    –¿Cómo, maestro?
    
    –Con tus manitas, anda, y luego con tus nalguitas…
    
    –¿Y no es malo eso?
    
    –No,..aparte, no lo va a saber nadie, sólo tú y yo…¿Sí?
    
    –Bueno…
    
    Y nos pusimos de frente, a oscuras…me desabroché el pantalón y junto con mis truzas lo bajé hasta mis rodillas, luego, llevé sus manitas alrededor de mi pene y le mostré como masturbarlo para después pedirle continuara solo. A la vez, yo desbroché su pantaloncito y lo bajé un poco al igual que su calzoncito y comencé a acariciar sus genitales. Su pene, ante mi asombro, reaccionó y se le paró.
    
    Le dije:
    
    –Mira, tu «fierrito» también se hinchó…¿Quieres que le dé un masajito para que no te duela?
    
    –Sí, maestro
    
    Y con su permiso, empecé a tacar, acariciar y masajear su penecito y testículos…
    
    Luego, lo coloqué boca arriba, bajé aun más su pantalón y calzoncito y le dije
    
    –Mmmhhh, no se te baja lo hinchado, tendré que darle masajitos con mi lengua, boca y labios…¿me dejas hacerlo? y él dijo que sí.
    
    Así que durante varios minutos me deleité en sus genitales hasta que disminuyó su erección…
    
    –Ya estuvo, Mario, tu «fierrito» ya se alivió, pero el mío sigue hinchadito…¿No quieres darle besitos, lamerlo y chuparlo como yo con el tuyo? A ver si así ya no me duele…
    
    –Sí, maestro…
    
    Y sin prender la lámpara de mano, lo fuí guiando hacia mi pene, él imitaba torpemente lo que yo había hecho antes con su penecito, solamente le entraba el glande y poquito más, pero el hecho de sentir esos labios apretando mi glande, esa lengua subir y bajar por mi pene y lamerlo…era un placer muy grande.
    
    Luego, le pedí ponerse de espalda a mí para que sobara mi pene entre sus nalguitas hasta venirme con potentes chorros de semen que cayeron en sus glúteos, espalda, pelo y hasta en la pared. Me vine como nunca, era mi primera vez con un niño…
    
    Si ...