1. La desconocida


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Carmen Van Der Does, Fuente: CuentoRelatos

    ... sublime y una bola de fuego se le había formado en el vientre, amenazando con explotar. Una gota salió de su miembro y lo limpió con el pulgar, extendiendo la humedad por la piel de su pene. Juan gimió y se retorció. Estaba al borde del éxtasis.
    
    De pronto tuvo hambre, pero no de comida, sino de algo más fuerte y cuando clavó la vista en la encapuchada, tuvo ganas de meterse entre sus piernas y follarla de forma desenfrenada. La sangre le hirvió bajo la piel y jadeó, y se le secó la boca... La vista empezó a nublarse y su cuerpo estaba tan rígido que se le adormecieron los brazos.
    
    —Venga, ya está bien —dijo entonces su captora.
    
    María José separó las manos de Juan con renuencia, como si fuera reacia a dejar el trabajo a medias. Juan se derrumbó con el cuerpo sacudido por pequeños espasmos de placer, pero como estaba atado se mantuvo derecho pegado a la columna.
    
    —Lo has hecho divinamente, mi niña.
    
    Con la cabeza agachada y oculta con la capucha, María José asintió y dejó salir un suspiro que llegó los oídos de Juan y le provocó un estremecimiento de placer que le bajó directo a la entrepierna.
    
    —Ahora, de rodillas —ordenó la desconocida de ojos negros.
    
    Andrés salió de la nada para colocar una almohada a los pies de Juan. Con delicadeza, María José se arrodilló delante de Juan y levantó la mirada hacia sus ojos intentando ocultarse lo máximo posible. Juan pensó que tenía un cuerpo magnífico y unos muslos redondos y tiernos, blandos, que se pondrían rojos cuando los agarrara bien fuerte para abrirla y ensartar su polla en ella. Con sus manos le dejaría marcas cuando la tocara y podía imaginar con mucha facilidad la manera en que sus dedos se clavarían en el cuerpo de la encapuchada. También podía imaginar su cuerpo sacudido por el placer y las embestidas intentando llenar con su polla hasta el último reducto de su coño.
    
    Sin que estuviera preparado, su captora le retiró la capucha a María José. Al verle la cara su excitación creció varios grados más.
    
    —¡Joder, María José! … —susurró.
    
    —Juan —dijo María José con un gemido.
    
    Estaba tan excitado por descubrir a María José desnuda, que se puso más duro que una piedra. El deseo de separarle las piernas y clavarle la polla se hizo más grande.
    
    La desconocida se puso junto a ella y le pasó la mano por el pelo. Un ronroneo complaciente surgió de sus labios, un sonido que excitó aún más a Juan. La desconocida aprovechó para besarla por el cuello descubierto.
    
    —A Juan le ha gustado mucho lo que le has hecho, —le aseguró la mujer.
    
    —Teníais razón Gabriela —dijo María José con una sonrisa pícara.
    
    —Claro que sí —contestó Gabriela, su captora. -A tu maridito le gustan las mujeres. Ahora, ¿le enseñarás todo lo que sabes? Está deseándolo, ¿lo ves?
    
    Miró hacia la polla erecta de Juan, igual que lo hizo Gabriela.
    
    Su miembro palpitó bajo la mirada de las dos.
    
    —Ya lo veo, —susurró pasándose la lengua por los labios.
    
    ¡Por favor!, que no volviera a hacer una cosa así o se ...
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