1. OSCAR EL CHUPAPOLLAS


    Fecha: 31/05/2019, Categorías: Gays Masturbación Autor: AlbertYag, Fuente: SexoSinTabues30

    ... en el interior de su garganta.
    
    Oscar rechupeteaba mi pene con su lengua y tragaba.
    
    Me había escogido a mí por mis huevos grandes que marcaban paquete en el fino speedo de lycra con el que me iba a bañar. Yo tenía unos huevos gordos, como melocotones, con la piel fina como la fruta, lo cual los hacía muy sensibles y provocaba que con suaves caricias con su manita o lengua me corriera casi inmediatamente.
    
    Oscar supo donde elegir: cogió mis huevos por grandotes –si un niño pequeño chupaba gran cantidad de semen no tenía que recargar tan a menudo, chupando muchas pollas–. Por eso a Oscar le gustaban los huevos grandes y las pollas no muy largas y gordas.
    
    Tenía mi pene a cien… Oscar mamaba como si de un biberón se tratara.
    
    Me volví a correr otros tres trallazos, y sintiendo que me venía una nueva carga de lefa agarré la cabecita de aquel chaval y le dejé casi sin respirar apretándole en mi cuerpo. Oscar estaba con su nariz clavada en mi pubis y con mis 15 centímetros de pene grueso soltando semen en lo hondo de su garganta, a la par que olía mi sudor, olía a hombre, a macho… que se iba a lavar en la piscina.
    
    La situación me excitó tanto, me excitó tanto poseer a este niño y su cuerpo delgadito y desnudo, que me miraba con su carita de bueno denostando fragilidad, que me sentí un poderoso abusón.
    
    –Ostias! que me ahogas! ¡No puedo respirar! –clamó Oscar separándose con fuerza de mi cuerpo. Sacó su lengua y me lamió desde los cojones hasta el glande, zona hipersensible, mientras con un dedito me tocaba el perineo… ¡¡estaba a punto de correrme otra vez!! ¡¡La tercera!! ¡¡Cómo mamaba este chaval!!
    
    Lo quise apartar. Tres corridas seguidas era mucho semen donado… pero Oscar, de rodillas, desnudito, frente a mí, que permanecía de pie, inmóvil, con mi speedo en los tobillos, me puso otra carita irresistible que no me pude aguantar y me dejé chupar por él y su boquita linda.
    
    –Ahhggg ¡¡que me corro!! ¡¡que me corro!! ¡que me vuelvo a correr!! –y apreté de nuevo la cabeza de aquel muchachito enclenque contra mí dándole de mamar, de nuevo mi leche.
    
    Oscar se la tragó todita y se relamía el muy cabrón. Me había ordeñado como nadie.
    
    El, saciado como estaba, me soltó y se marchó como había llegado, sin darme cuenta, relamiéndose los restos de semen que aún le quedaban en los labios. ¡¡qué tres corridas me había robado!! Pero yo era feliz con la supermamada que me había hecho. Con el speedo aún en los tobillos caí sentándome en el césped. Ahora tenía que recuperarme. 
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