1. Mini relato 2


    Fecha: 24/04/2021, Categorías: Sexo Oral Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... polla saltó como un resorte. De un grosor considerable, las venas se le marcaban de manera exagerada. La mujer se arrodilló en su asiento. Se recogió el pelo en una coleta y se inclinó sobre la entrepierna del hombre.
    
    Agarró la polla con la mano, calibrando el grosor. Con media sonrisa miró al hombre:
    
    -Joder, vaya tranca calzas...
    
    Abrió la boca todo lo que pudo y se la fue introduciendo. Apenas le cabía. Lamió el glande con ganas. La succionaba. Comenzó a mover la cabeza de arriba a abajo mientras con una mano se ayudaba. Lo pajeaba con movimientos semicirculares al tiempo que la cabeza iba y venía.
    
    La posibilidad de que pudieran verles teniendo sexo oral en el coche, aparcado frente al edificio donde vivían era una situación exageradamente morbosa.
    
    -Qué bien la mamas, zorra.
    
    La mujer sentía como sus babas salían por la comisura de los labios y caían hasta los huevos del hombre que seguían gimiendo de placer. Sin duda era una de las mejores mamadas de su vida. La mujer, en un estado de excitación desconocida, aceleró el ritmo de la felación. El hombre sentía que estaba a punto de llegar al orgasmo.
    
    De repente, alguien tocó la ventanilla del coche. La mujer asustada levantó la cabeza. Sorprendida solo acertó a decir:
    
    -Tu madre...
    
    El chico, miró por la ventanilla y vislumbró la cara enojada de su madre. En ese momento eyaculó con inusitada potencia juvenil. Tres chorros de leche caliente impactaron en la cara de su vecina que avergonzada miraba fijamente la cara de su amiga, vecina y madre del joven al que practicaba una mamada en un coche...
    
    El hombre quedó exhausto en el asiento. Como pudo comenzó a subirse el pantalón. La mujer, sin decir palabra, se recompuso y salió del coche en dirección a su casa. Evitaba mirar a la cara a su vecina. Ésta, con cara de pocos amigos se dirigió a ella:
    
    -¿No te da vergüenza? Tu marido lleva horas esperándote. Mi hijo tiene la edad del tuyo....
    
    La vecina infiel no le contestó y siguió directamente hasta su casa con una extraña sensación entre el morbo y la humillación. Dos lágrimas corrían por sus mejillas. 
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