1. La morena


    Fecha: 25/05/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... palabras.
    
    -¡¿Te apetece ahora un lésbico?!
    
    Me empujó, y sonriendo, me dijo:
    
    -¡No! La Shambala es una montaña rusa de Port Aventura.
    
    Me empecé a acojonar, y digo acojonar porque tenía vértigo. Tenía la baza de que no saldríamos de la habitación en dos días, así que le dije:
    
    -Quedamos en que no saldríamos...
    
    Se puso mimosa. Hasta puso morritos.
    
    -Nunca te pedí nada, cariño.
    
    Nada... que una hora más tarde me montaba en el asiento de la muerte. Detrás nuestra, un viejo, muy viejo, le decía una vieja aun mayor que él:
    
    -Tú lo que quieres es que me de un infarto.
    
    -Lo prometido es deuda, polvo, montaña rusa.
    
    -Sabes que tengo vértigo.
    
    -Y a mi me da vértigo que me dejes preñada y te dejé que te corrieras dentro.
    
    -Si ya no quedas.
    
    -¡A ver si vas a ser tú el que tenga la patente de mentir!
    
    El viejo no tenía vértigo, pero yo sí.... Me asaltó un pensamiento. ¿Quién quería matar a quién? ¿No querían los dos lo mismo?
    
    Cuando aquella cosa comenzó a subir, y subir, y subir, y subir... y a aumentar de velocidad, la polla se me agachó entre los huevos, y al llegar arriba y lanzarse a toda hostia hacia abajo, la polla se me quiso esconder dentro del culo. Cerré los ojos y no me persigné por no dar la nota. Estaba pasando los peores momentos de mi vida, cuando, de repente, la bestia, poco a poco, se fue parando... se paró. Respiré aliviado. Me iba a levantar, y me dice La Morena:
    
    -¿A donde vas, loco?
    
    Miro para abajo y veo que estamos parados en lo más alto de la montaña rusa. Me subió un no se que desde los pies a la cabeza que casi me muero.
    
    La cosa se iba a complicar. La Morena me echó una mano a la polla. Le dije:
    
    -Te la regalo si la encuentras.
    
    La encontró, y ante mi sorpresa, la polla se levantó. Me la meneó, y me dijo:
    
    -Mastúrbame tú a mi también.
    
    -Nos están mirando.
    
    La vieja estaba animada. Me dijo:
    
    -No te cortes, a ver si este inútil también se anima.
    
    El viejo se puso farruco:
    
    -¡¿Inútil yo?!
    
    La montaña rusa se había estropeado. Del susto del principio, todos y todas se lo tomaran con calma. Un cuarto de hora más tarde, más o menos, La Morena, sin querer, levantó la barra de seguridad, no debía haberse levantado, pero se levantó, y cómo mi polla también estaba levantada, se quitó las bragas y se sentó sobre ella.
    
    Me asusté.
    
    -¡Qué se puede poner esto en marcha y nos matamos!
    
    Fue cómo si le dijera que podía empezar a llover.
    
    Me montó y me folló moviendo el culo hacia atrás, hacia delante, hacia los lados y alrededor.
    
    La vieja se sentó sobre la polla del viejo, y el viejo le dijo:
    
    -¡Qué diablos, de algo hay que morir! Si arranca que arranque.
    
    Poco después sentí como La Morena se estremecía y bañaba mi polla. Gritó:
    
    -¡¡¡Aaaaaaaaayyyyyyy!!!
    
    Su corrida fue larga, muy larga y intensa. Al acabar volvió a su sitio, puso la barra de nuevo, me la meneó y me corrí. A saber a quien le cayó el chorro de leche que salió de mi polla.
    
    Al acabar de correrme sentí a la ...