1. Obligados (4)


    Fecha: 19/05/2019, Categorías: No Consentido Autor: DaddyBabygirl, Fuente: TodoRelatos

    Samantha
    
    Con lo mucho que Jessica tardaba en bañarse, la pequeña tuvo tiempo de leer tres capítulos enteros tumbada en la cama. Samantha siempre había sido una lectora empedernida. Comenzó con cinco o seis años con cuentos infantiles, prefería leerlos ella misma a que se los leyeran, y siguió con romances juveniles y novelas de misterio. Con dieciocho años que tenía ahora leía cualquier cosa que cayera en sus manos, ya fuera una obra de ficción, un artículo científico o un librillo de instrucciones.
    
    Siempre que podía, Samantha tenía la nariz entre dos páginas y la cabeza en las nubes, y por ello no tenía buena mano con la gente y mucho menos con los chicos. Las conversaciones cara a cara solían ser abstractas y fáciles de malinterpretar porque estaban llenas de gestos y de mensajes entre líneas que a ella se le escapaban, además de que tenía que cuidar también los suyos propios, la modulación de su voz y lo que transmitían sus ojos y su sonrisa, así que no se trataba solo de entender al otro sino de hacerse entender, y pese a haber leído varios libros de lenguaje no verbal la comunicación fallaba siempre en algún punto entre los dos. En resumen, Samantha encontraba más fáciles de entender las cosas que estaban escritas en algún sitio.
    
    Tras cinco citas fallidas con cinco chicos distintos —según su hermana podrían haber sido muchos más si no evitara tanto las interacciones sociales—, decidió conformarse con los de las novelas que leía.
    
    —¿Todavía lees? —la sorprendió Jessica saliendo del baño.
    
    Samantha dio un respingo y puso su teléfono contra su pecho.
    
    —Ya casi termino el capítulo —dijo, con una risita nerviosa.
    
    —El agua apenas tiene presión —le informó Jessica, mientras se frotaba la oreja con el extremo de la toalla que traía al cuello—, pero al menos sale caliente, lo que ya es mucho para este motel mugriento.
    
    Jessica estaba solo en bragas, lo que incomodaba más a Samantha que a ella. Las hermanas eran opuestas en muchas cosas, siendo quizá la principal de esas diferencias el cómo veían la desnudez. Mientras que la pequeña necesitaba usar sostén hasta en casa, la mayor no tenía el más mínimo problema en mostrarse en tetas frente a Samantha.
    
    Jessica tenía, además, unos pechos muy bonitos. Sam la envidiaba un poco. Eran pequeños y firmes, y se veían perfectos en ella. Alguna vez llegó a pensar que si su hermana se mostraba tan a menudo desnuda frente a ella era porque sabía que deseaba tener su cuerpo.
    
    Era una tontería, sin duda, y se sentía culpable por desconfiar de Jess.
    
    —Odio este sitio, las sábanas son como papel de lija —gruñó Jessica, echándose de nuevo a los pies de la cama de Samantha.
    
    Cuando estaba así tumbada, boca arriba, los pechos de Jessica no eran más que dos suaves montículos, prácticamente desaparecían. Sam, en cambio, los tenía tan grandes que le caían hacia los lados.
    
    Por un segundo se quedó viendo sus propios pechos.
    
    —¿Otra vez con la cabeza en las nubes? —se burló Jess.
    
    —Perdón, ...
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