1. La lasciva vida de una maestra de escuela (Parte 1)


    Fecha: 12/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Trovo Décimo, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo diga a nadie”.
    
    –“A ver”… le dije cuando terminaba el vendaje. Ya veo que no quitas ojo de mi bikini. Supongo que antes me has visto los pechos mientras tomaba el sol”.
    
    –“Yo…”mirando al suelo otra vez.
    
    –“Mira, no le diré nada a nadie de tu afición a espiarme…, ni tu tampoco dirás nada a nadie. Esto será nuestro secreto para siempre ¿vale? ”Y asintió con cara de alivio.“. Pero no quiero que te vayas así con mal cuerpo… estoy segura que te vas todos los días con ese dolorcito de huevos tan rico y tan molesto por no poder aliviarte ¡¿Verdad?!”Él me miraba asombrado y expectante. “¡Mira, hagamos algo! Relájate aquí en la tumbona, tómate tu tiempo. Yo voy a darme una ducha ahora mismo y tú observas. No voy a mirarte, haz lo que quieras mientras me ducho”. Me estaba escuchando a mí misma… ¿estaba loca? ¿Qué demonios estaba haciendo? No me reconocía.
    
    –“Pero…”
    
    –“No hables más más y actúa a tu libre albedrío… haz lo que te apetezca sin miedo”, me levanté, recogí el botiquín y lo guardé.
    
    Me puse delante de la ducha y despacio me quité la parte de arriba del bikini. Estaba dándole la espalda. Después me quité las braguitas. Suponía que estaba teniendo una buena vista de mi culo. No sé qué me estaba pasando. Una mujer como yo… Pero ahí estaba siendo empujada por un morbo incontrolable delante de un jovencito de 18 años, que por otro lado no me resultaba nada interesante. Qué raro era todo. Me puse debajo de la ducha y empecé a dejar caer el agua. Estuve un par de minutos mojándome y después me puse a enjabonar todo mi cuerpo, muy despacio, de frente, para que él pudiera verme entera y desnuda. Empecé por mi cuello y me detuve en mis tetas, unas buenas ubres por cierto. Me di un masaje con mucha espuma durante un minuto largo. Tenía que controlar la risa, porque verme así, como si fuera una stripper, me resultaba divertido. Mis pezones, eso sí, parecían dos clavos enormes. Mi marido siempre dice que cuando estoy excitada mis pezones podrían cortar diamantes. Enjaboné mi vientre y después mi coñito rasurado con una pelitos muy cortos de máquina eléctrica. Me di la vuelta y acaricié mi culo un buen rato, hasta que me volví a poner de frente para acariciarme lentamente las piernas. Volví a dejar caer el agua y dejé mi cuerpo limpio. Salí despacio de la ducha y agarré la toalla que había colgado a un lado. En ese momento le eché un vistazo. Estaba en la tumbona, sudando a mares, con los ojos fuera de sus órbitas y con una mano dentro del bañador masturbándose frenéticamente.
    
    –“Pero por favor, te he dicho que te relajaras y lo disfrutarás. No seas estúpido, si te apetece hacerte una paja hazla bien sin miedo… no creo que me asuste ver una más…”, le grité acercándome a él.
    
    Me agaché poniéndome en cuclillas, sus ojos se salían de las órbitas, le agarré el bañador por el elástico y se lo bajé tirando de él hasta quitárselo. Un cipote enorme apareció delante de mí. Era un chico gordito y lampiño… no sé porque, pero me había imaginado que ...
«12...456...15»