1. Mi Pastor parte 1


    Fecha: 22/09/2020, Categorías: Fetichismo Hetero Autor: reso1976, Fuente: SexoSinTabues30

    Siento dolor en mi cuerpo, mi estómago está cargado de su semen, que no rozó mis labios ni mi lengua, fue descargado en lo más profundo de mi garganta. Tengo sentimientos encontrados dentro mío, una mezcla de satisfacción y culpa. Solo les pido que no me juzguen hasta haber leído toda mi historia.
    
    Mi nombre es Isabella (en adelante Isa para ustedes). Nacida en Rosario y mudada a Mar del Plata a mis 17 años. Mi madre evangélica devota no sabía cómo su dulce niña se había extraviado tanto. Mis enormes senos y ojos miel habían sido la perdición de mi alma vagabunda.
    
    Mi verdad y mi historia. Recién llegada a la feliz mi madre me obligó a asistir a las reuniones en un cine, donde encontré algo de alivio para todas mis angustias y juntamente con ello una atracción indescriptible por el pastor que de ahora en adelante llamare Osvaldo. Un hombre que para los 60 años que tenía en aquella época tenía una imagen imponente, una voz fuerte y una mirada que derretía.
    
    Al regresar de la reunión no tuve más remedio que cerrar la puerta de la habitación y descargarme. Comencé a tocarme no desde mis pezones ya erectos, ni en mis labios hinchados por la excitación, sino desde mi cabeza que aún tenía el recuerdo de su mano apoyada firmemente sobre ella. Hicieron falta cuatro dedos enterrados muy profundo para concluir esa noche con un orgasmo infinito.
    
    Esa semana, Alicia una amiga de mamá, llegó a casa a contarle de la esposa de Osvaldo hacía más de tres meses que estaba sufriendo una severa enfermedad que la tenía alejada de todo, incluido el contacto físico con su marido. Y en ese momento decidí que yo le devolvería un poco del alivio que él me había dado.
    
    Las siguientes reuniones intenté acercarme con pocos resultados, no pude más que saludarlo y tocarle su mano. Demás está decir que esto alcanzó de sobra para excitarme y masturbarme pensando en él.
    
    Una tarde mientras realizaba tareas de voluntariado en los pasillos subterráneos fue que divisé su imagen en una de las pequeñas oficinas de ese laberinto. Me deslicé sin que nadie se diera cuenta y cerré la puerta detrás de mí. Él me miró con asombro y yo sin titubear y con toda la experiencia que había tomado en mi mala vida me arrojé de rodillas frente a él para tomar la iniciativa.
    
    Tardó en reaccionar, no entendía mis intenciones, hasta que lentamente empecé a sobar con dulzura su entrepierna. Intento detenerme, decirme que estaba mal. A lo que respondí. «Dijiste que hagamos algo bueno y en eso estoy».
    
    Osvaldo se resistía, pero su cuerpo pedía a gritos liberar la tensión acumulada. La erección no tardó en llegar y con ella tome valentía y baje su cremallera, desde la que asomo un regio pedazo de carne palpitante. Intenté meterla en mi boca pero recibí un fuerte empujón que me arrojó de espalda a la pared. Se levantó deprisa. mi corazón latía rápidamente, una pequeña lágrima se escapaba por mi mejilla y pensé «soy una idiota cómo se va a fijar en mi».
    
    Para mi sorpresa, al llegar a la ...
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