1. Tu último trofeo, mis bragas mojadas


    Fecha: 04/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... los que nuestros gemidos eran la música que componían nuestra historia.
    
    Sentía como mi cuerpo empezaba a convulsionar nuevamente, como mi vientre empezaba arder y ese calor bajar internamente a mi vagina inundándose de flujo, un grito de placer al sentir tu pene tan dentro de mí hizo que me tumbara sobre ti, únicamente tus besos tapando mi boca amortiguaron los gritos, te mordía los labios de placer y como si fueras una locomotora, elevaste tu pelvis y empezaste a penetrarme con fuerza hasta que tú también soltaste los gritos de placer sobre mí, hasta que tú también como si fueras un volcán expulsaras chorros de semen caliente en mi vagina.
    
    Tenía pocos minutos para arreglarme, para retocar el maquillaje y que no se notara que mi vestido había sido secuestrado por las caricias de tus manos, no había tiempo de lavarme, tampoco de buscar mis bragas que habían desaparecido, nerviosa, pero mucho más relajada me encontró mi hermana cuando subió a buscarme para irnos a la iglesia, tú habías desaparecido minutos antes, habías desaparecido sin decirme nada, tan solo nos dijimos un te quiero y un adiós con la mirada durante todo el tiempo que estuvimos justos, salvo por los gemidos y pequeños gritos de placer no dijimos nada, no hablamos solo nos amamos y ahora te habías ido sin decirme nada, si darme cuenta aprovechando que te di la espalda buscando mi braga, te habías despedido de todos y me esperabas junto a los demás invitados en la iglesia, nadie sabría más que tú y yo el gran regalo que me acababas de hacer, nadie más que yo sabía que me iba a casar sin las bragas, con tu semen recorriendo el interior de mis muslos hasta topar con las medias, o quizás si, quizás tú también lo sabías porque no parabas de meterte la mano en el bolsillo de la chaqueta, nunca lo supe, pero quizás entre tus manos estaban las bragas que no me puse, unas bragas mojadas con mi aroma, quizás tu último trofeo.
    
    Ya estaba todo hecho, todo dicho, me había convertido en una mujer casada, en esposa, en compañera de un hombre que no le merecía, en un hombre encantador y realmente enamorado de mí, los sentimientos eran contradictorios, estaba feliz de estar unida a él, estaba enamorada de él y, sin embargo, sabía que lloraba por ti, te quería tanto que si en esa hora que estuvimos solos en mi habitación, si me lo hubieras dicho con palabras quizás… quizás todo habría cambiado… yo… no lo sé.
    
    Me hiciste el amor, si es cierto, pero… pero… no me dijiste nada. 
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