1. Tu último trofeo, mis bragas mojadas


    Fecha: 04/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaban agobiando más de lo que ya estaba, faltaban menos de dos horas y ya con el vestido de novia puesto me miraba al espejo, todos mis pensamientos, mi vida pasaba como un rayo delante de mí, no sabía que me pasaba, debería estar feliz y, sin embargo, no lo parecía.
    
    Toc, toc.
    
    —Lara, cielo, ha venido este amigo tuyo. —Esas palabras salieron de detrás de la puerta cerrada de mi habitación y por fin una sonrisa se vislumbraba en el espejo, acababa de echar a todo el mundo para que me dejaran sola y, sin embargo, corrí para abrir la puerta.
    
    —Wow, Lara, estás preciosa. —Hacía tiempo que no hablábamos, ya pensaba que no ibas a venir a la boda y, sin embargo, estabas delante de mi puerta con una sonrisa increíble mirándome de arriba abajo.
    
    —Vaya, por fin una sonrisa, por favor pasa y habla con ella que hoy está insoportable, me alegro de verte. —Mi hermana se dirigía a ti con la mano en tu espalda, prácticamente empujándote a entrar en la habitación.
    
    — De verdad Lara estás preciosa. –Volví a oír tu voz, era como melodía para mí, estaba muy sensible, me estaba afectando y me empapaba de todo lo que me rodeaba, ya fuera bueno o malo y sinceramente no sabía en qué parte de la ecuación ponerte, hacía ya más de una semana en la que no habíamos y eso me parecía una eternidad, me parecía una traición.
    
    — Gracias. –Nada más que unas gracias pude pronunciar, yo aquella niña que ya sabía hablar antes de andar, aquella adolescente a la que le gustaba reír, aquella mujer que nunca se callaba y a la que le daba miedo, el silencio y, sin embargo, un gracias a secas y nada más fue lo que recibiste por respuesta.
    
    Realmente me encontraba con los nervios a flor de piel, estaba tan contenta de poder estar allí contigo, pero tenía un miedo que no podía ni sabía explicar, la puerta se cerró de un golpe debido a las corrientes de aire y el ruido hizo que pegara un respingo, pero a la vez que me sacara de donde parecía que me había escondido cuando entraste por la puerta, en esos momentos desperté y observe tus preciosos ojos mirándome fijamente, nuestras miradas se encontraron y nos atraían como siempre habían hecho, desde la primera foto que te envié, que me enviaste, desde ese día supe que te amaba, que te amaría siempre. Si había despertado, pero ahora tenía que escapar de ti, era el día de mi boda y mi hermana sin saberlo había dejado entrar al lobo en el gallinero y para escapar de ti simplemente me di la vuelta y te dije con sequedad.
    
    — ¿Cuándo has llegado?, ¿cuándo te vas?
    
    No obtuve respuesta, quise hacerte daño una vez más para sentirme yo bien, para poder escapar de tu mirada, para no hacer una locura y, sin embargo, no me sirvió de nada, en esos momentos oí el ruido del pestillo de la puerta, no te miraba, pero sabía que es lo que habías hecho, mi cuerpo experimentó un escalofrío que me atravesó entera, me di la vuelta y allí estabas tú tan guapo como siempre o quizás más, no pude decir nada, una vez más me quedé muda, una vez más en mi ...
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