1. Un amigo pasajero


    Fecha: 03/05/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Angelucian, Fuente: CuentoRelatos

    Hace unas semanas que llegué a Santiago, por temas de negocios, me hospedé en el hotel Solace en la Calle Valdivia, bastante elegante diría yo.
    
    Después de haber hecho algunas diligencias, decidí tomar un tiempo para relajarme, conocer algunos lugares y tomar un trago. Fui a un bar llamado Sungate Bar, al que me recomendó una amiga, pedí un vodka y disfruté de la estancia.
    
    A dos puestos de mí, se encontraba un joven de piel morena, de cabello largo pero bien recortado, era muy atractivo, por un momento dejé de ser discreta mientras lo detallaba a lo cual el no tardó en darse cuenta, me sonrió y alzó su trago como ofreciendo un brindis, sonreí y le devolví el gesto. De repente, sin previo aviso, caminó hasta donde me encontraba yo.
    
    - Una hermosa gabardina.
    
    Dijo él, con una sonrisa en su rostro recogiéndolo del suelo, cerca de mis zapatos de tacón, mientras levantaba su mirada pudo toparse con mis piernas vestidas en pantimedias negras semitransparentes y por encima de mis rodillas, mi falda de corte de secretaria. No es por presumir pero tenía buena pinta.
    
    - Oh! Vaya, que descuidada soy, lo coloque en el espaldar de mi asiento y no me percate cuando lo dejé caer. Dije en tono apenada.
    
    - Tranquila, me llamo Erick, ¿puedo invitarle un trago señorita? Dijo él, con su voz seductora.
    
    Le dije, Virginia y accedí sin pensarlo dos veces, conversamos un rato y pude conocerle un poco, a pesar de que ambos estábamos casados hubo cierta atracción, sabía cómo encantar y seducir solo con hablar, fue todo un caballero. Intercambiamos números y quedamos en vernos nuevamente
    
    A dos días de habernos visto, recibo su llamada para invitarme a un bar, le dije que sí y llevé a lucir un vestido no muy largo con escote en los hombros. Nos encontramos y lucía mejor que antes, el color negro le sentaba bien. Pedimos unas bebidas y después de unas horas, sentía que ya era momento de parar las copas e irme al hotel, me quise despedir pero me ofreció ir a su casa que estaba cerca, lo cual no me pareció tan mala idea.
    
    Antes de llegar a la puerta de su casa ya le estaba besando de manera muy intensa, supongo que era un poco por lo ebrios que estábamos, abrió la puerta con rapidez y al cerrarse ya sentía que sus manos rozaban mi sexo. En medio de la escena me pidió un momento y me dijo que tenía un regalo. Me pareció extraño ya que solo era la segunda vez que lo veía, sacó de un cajón, un collar negro y unos juguetes sexuales.
    
    - Si decides usarlo, te prometo la mejor noche de tu vida. Dijo con una sonrisa.
    
    Quedé perpleja pero me excitó la idea. Con una sonrisa pícara le acepté la propuesta y mientras realizaba un baile muy sensual, me quitaba todas y cada una de mis prendas y me abrochaba las correas en lo muslos.
    
    - Estoy lista mi señor. Dije mordiendo mis labios y tocándome suavemente mi sexo.
    
    A él le excitó escucharme decirlo así.
    
    - Acércate. Me ordenó.
    
    Apenas me tuvo a la mano, haló del collar bruscamente hasta que mi boca se encontró ...
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