Mi esposa argentina 2 parte 8 - Relatos Eróticos

Mi esposa argentina 2 parte 8

... niña empezó a llorar. Fernanda se levantó. La trajo de la habitación y empezó a darle el pecho y a pasearse para dormirla.

_ Después seguimos hablando_ me dijo.

La abrase por detrás, allí estaba todo lo que yo más quería en el mundo, besé a Fernanda en el cuello y luego en la boca, que hermoso beso, cálido y suave y mojado un poco por sus lágrimas.

Y allí en ese momento me di cuenta de una cosa.

La que movía los hilos de esta trama era Lara.

No Pachi, ni mucho menos Alfonso.

Era Lara, era su venganza por lo que había pasado veinte años atrás.

Luego más tarde, me dijo _ Escuchemos ese audio juntos y miremos la videos, vos y yo, juntos_

Estábamos en la cama. La abrase por detrás y trate de envolverla en ese abrazo como si tuviera miedo de perderla.

_ Abrazame fuerte amor, necesito un abrazo tuyo así_

_ ¿Estas lista?_

Escuchamos todo el audio de un tirón, sus palabras de chulo, denigrantes, humillantes inconscientes de su virilidad tan descarnada de ternura o cualquier otro sentimiento. En tanto yo jugaba con su clítoris y ella con mi polla sobre el calzoncillo.

Cuando terminó nos besamos.

_ ¿Cuándo fue que te pidió que usaras el mismo tanga del día de la boda?_

_Ese mismo día justo antes de irme, cuando te dije que me olvidaba de algo_

_Que descaro y que audaz ¿No?_

_Es que esa es una de las cosas que me ponen de él y que me descolocan. Porque los mensajes o los audios que me envió durante esa semana eran muy correctos, muy formales y entonces cuando ya estoy por salir manda ese mensaje, espera te lo voy a leer_

“Aunque no suceda nada esta tarde me haría ilusión que durante el almuerzo tuvieras puesto el tanga que usaste el día de la boda”

Que idiota, como un niño egoísta que solo le importa lo que le hace ilusión, pero en mi se activó todo. Porque al buscar ese tanga y ponérmelo, además que estaba entre la ropa sucia, es decir tenía mis fluidos de una semana atrás, ya estaba mojada, ya cuando entré en el restaurante estaba mojada y cachonda como una colegiala, con esa tanga sucia.

Y lo disfruté ¿sabes?, sentía que el jean me ajustaba y rozaba la piel y ya esa era una sensación que formaba parte de estar entregada de antemano, era su putilla como dice él y quería ser eso, ser solo eso para él.

Durante la comida todo fue muy formal, preguntando por mi familia, contando alguna anécdota, hasta me hablo bastante de su esposa quien falleció hace unos años, de las expectativas que tenía con Pachi y no se cumplieron.

Y me admiraba y me excitaba, me calentaba, que estuviera tan sereno y en su papel de padre protector cuando sabía que había ido a follarme y que piensa de mi las cosas que piensa, que soy una creída y orgullosa y que solo quería darme bien por el culo para colmar su ego de macho.

Y la forma en que mi mira amor, con cierto desdén y con hambre, pero hambre de verdad como si fuera capaz de comerme como un caníbal.

Y cuando entramos en la habitación fui hasta la ventana y le di ...