1. La madrina degenerada


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Clarivel, Fuente: CuentoRelatos

    ... diálogo. Solo lo retome al otro día, cuando insistí en saber quién me había mirado. Los hombres muchas veces palpan cosas que las mujeres no las vemos. Aunque a veces es también al revés. Nosotras vemos y percibimos cosas que ellos ni cuenta se dan.
    
    Con cara de picardía me dijo:
    
    -No se dio cuenta madrina quien le miraba ese culo redondito?
    
    -Quien!!??
    
    -No se dio cuenta que su ahijado le clavaba la mirada y la quería comer con los ojos?
    
    Aquel día que los ayudamos acarrear cajones de tomates o cuando la sujeto para subir a caballo?
    
    -Noo, es un guacho, no jodas, en serio...
    
    -Es un guacho, pero si te agarra con la vara que tiene te hace delirar... me dijo y se fue a trabajar
    
    Las bromas de mi marido siguieron, y primero diciéndome si no quería traer al ahijado a estudiar.
    
    Pero después me lo dijo en serio.
    
    Al comenzar el ciclo lectivo, ahí estaba mi ahijado. Ya no lo mire como un niño. Era un hombre, con los brazos torneadas y quemados del sol. Era tímido y observador tal cual me dijo Edgardo.
    
    Cada vez que salía a trabajar me decía pícaramente
    
    -No se vaya a comer su ahijado, madrina.
    
    Se reía y me daba un beso.
    
    Días después me dijo que si quisiera desecharlo lo hiciera que él no veía nada. Y para atizar más mi lívido agregaba.
    
    -Ojo que la tiene grande y gruesa...
    
    -No jodass...
    
    Pasados 15 días, note que era cierto que me miraba disimuladamente y seguí los consejos de andar con un short corto.
    
    Cuando venía del gimnasio y dejaba la ropa interior, note que faltaba y después aparecían misteriosamente en el lugar.
    
    -Lo vas a tener que pasar por la entrepierna era el consejo de mi esposo... me decía riéndose.
    
    Cada vez que lo llamaba a su trabajo lo primero que me preguntaba era si ya lo habíamos hecho.
    
    Un día arreglamos con Edgardo que él se iría a otra ciudad por dos días...
    
    Que tratara yo que él me comiera en esos días. Después de cenar esa noche, ya las niñas dormían, quedamos conversando y tomando unas cervezas.
    
    Bromeábamos y creo que el alcohol lo dejo más desinhibido. Lleve la mano en sus geniales, se río y acepto, no paramos hasta casi dos horas después.
    
    Lo que hicimos ahí mismo sobre el sofá, con aquel pene grande, lleno de venas y ansioso fue de lo mejor.
    
    Su venida dentro de mi parecía que hubiera orinado. Tenía semen dentro de mi vagina y chorreado hasta la espalda.
    
    Como sigue esta historia no lo sé, claro que mi deseo es de tener mi marido y el dentro mío.
    
    Todavía no me anime a eso. Si lo hago ustedes sabrán. 
«12»