1. Despedida de la ciudad


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: Elzita Zorrita, Fuente: CuentoRelatos

    Estaríamos viajando a una ciudad lejana, de forma permanente, con muchos preparativos y compromisos. En la parte interesante decidimos hacer algo especial, sin tener claro que sería, la oportunidad llegó cuando la compañía nos colocó en un buen hotel los últimos días. Uno de los mejores de la ciudad, con cuartos amplios y balcones.
    
    Estuvimos tres días, la segunda noche, llegamos temprano sin compromisos sociales, por lo que mi marido sugirió que fuera nuevamente golfa, exhibiéndome y provocando algún empleado. Llamamos al servicio en la habitación y pedimos algunas cositas y bebidas, para ambientar me coloqué un baby doll y pantis. Estaba bien provocativa y piruja.
    
    Cuando oímos la puerta, mi marido se metió al baño, cerró la puerta y esperó como si estuviera bañándose. Más tarde le conté lo que había pasado:
    
    - Llegaron dos empleados con las cosas, y ya entrando no dejaban de verme sin disimulo, para facilitar verme mejor caminé por aquí y por ahí y a la hora de darles la propina, fui hasta el buró a buscarla, inclinándome lentamente lo suficiente para que me vieran bien las nalgas, regresé sonriente.
    
    Sobre un mueble de la entrada había dejado unas flores que me regalaron de tarde. Uno de los empleados me dijo:
    
    - Se van a marchitar sus flores ¿Quiere que le traiga un florero? (Si pendejo, pensé… ¿qué amable! tú quieres otra cosa…)
    
    Acepté con una gran sonrisa y quedó de regresar en algunos minutos. Eso nos dejó muy excitados ya pensando que hacer:
    
    - ¡Creo que ese pendejo te va a coger querida! ¿Cómo quieres arreglarte? Tienes que ser bien zorra… Si, ya sé cómo serlo.
    
    Me ajustó el baby doll, casi a la cintura, enseñando los calzoncitos, me ajusté el conjunto y esperamos. Mi gordo ya había identificado que saliendo al balcón, podía ver todo el cuarto desde una rendija de la cortina y arreglamos las luces para tener la mejor visión posible. Esperamos impacientes acariciándonos, ya estaba bien mojada y caliente. Comentamos:
    
    - Te va a cachar ese guey amorcito, ya vio que eres puta y quieres pelea ¿Le vas a dar las nalgas?
    
    - Si cariño, se las voy a dar, ¿cómo quieres que me ponga cuando me la meta?
    
    - Como quieras, tú ya eres puta consagrada, lo dejo a tu elección…
    
    - Si… tu chupapijaas está lista para echar un polvo, voy a hacer que me meta la reata hasta sentir las bolas en las nalgas.
    
    Cuando tocaron la puerta, él rápidamente se fue al balcón y abrí sonriente, sin esconderme, bien dispuesta y claramente a la orden. El cabrón se paró a la entrada y me examinó sin disimular. Comenzó a acomodar las flores en cuanto me decía que era muy bonita, muy guapa y con un cuerpo muy bien formado, con lindas piernas, yo a su lado simulando indiferencia, ayudaba a acomodar las flores. El hombre colocó una mano en mi cintura, y al no ver resistencia, la bajó a las nalgas, acariciándolas, y a las piernas. A seguir, me apretó un poco de la cintura y metió la otra mano por los pechos, descubriendo un pezón, me besó y dijo:
    
    - Además ...
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