1. La domina y la joven esclava rebelde


    Fecha: 20/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... señora con ansiedad. La gustaría rebelarse y resistirse, pero la dolía la espalda y la escocían las nalgas y temía que cualquier signo de rebeldía acarrease más castigos.
    
    "Si me relajo y estoy lo suficientemente mojada a lo mejor duele menos"
    
    Discretamente se llevó la mano al coño y metió un dedo tratando de excitarse. Para su sorpresa encontró su sexo húmedo, los azotes en el culo, a pesar del dolor, habían calentado su cuerpo.
    
    —Esclava, mira el tamaño del pene. ¿Crees que podrás con él?
    
    Lina se incorporó ligeramente y vio el miembro palpitante y grueso del que colgaban las pelotas peludas. También se fijó en el rostro del que la iba a poseer, imaginó su cuerpo sudoroso. Aquel tipo la había azotado con fuerza, sin piedad. No esperaba suavidad en la penetración.
    
    —¿A qué esperas? Ponte sobre ella y móntala desde atrás.
    
    Cayo no se hizo esperar, con un bufido se puso encima de la esclava de rodillas. Separó sin contemplaciones las nalgas con ambas manos y colocó la punta del rabo en posición. Luego se inclinó hacia delante, su trasero peludo cubriendo el de la joven. Empujó metiendo el falo hasta el fondo. Lina gritó notando la violenta penetración, el escozor de sus nalgas y la tirantez de las heridas en la espalda.
    
    Cayo sacó el pene despacio y luego volvió a embestir resoplando mientras apretaba el culo.
    
    La domina observaba la escena excitada. Se acercó a Marco y le metió mano tocando su miembro.
    
    Cayo se movió sobre el cuerpo de la esclava apresando con sus manos las tiernas tetas. Las soltó, apoyó las manos en el suelo y presa del frenesí, comenzó a darle ritmo al coito metiendo y sacando el pene, animado por los gemidos de la mujer, el sonido de los huevos chocando contra las nalgas y su propio placer. Un minuto después, a punto de explotar, sacó el miembro de la vagina y eyaculó sobre el trasero de Lina. Exhausto, propinó dos nalgadas a la sometida y se reincorporó.
    
    La dómina ordenó que la esclava se levantase y se vistiese.
    
    Luego abandonó la estancia acompañada de Marco.
    
    Al llegar a sus aposentos se quitó la ropa y se tumbó boca abajo en la cama.
    
    Pronto notó la húmeda lengua del guardia lamiendo su ano. 
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